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Alto costo, falta de confianza del mercado consumidor y carencia de información sobre donde recargarlos, limitan su adquisición
Ninguna de las grandes compañías automotrices se mantiene ajena a la migración de los modelos de combustión interna a los eléctricos y la carrera por lograr el reemplazo del parque vehicular a nivel global está en marcha y contra reloj.
En virtud de los compromisos establecidos por más de 193 mandatarios presentes en la Cumbre de las Naciones Unidas sobre el Desarrollo Sostenible llevada a cabo en Nueva York, en 2015, surgió la denominada Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible, en la cual se fijaron 17 objetivos entre los que destacan el control del cambio climático mediante un consumo responsable y el aprovechamiento de energía no contaminante basado en innovación y alianzas para lograr que las ciudades y comunidades sean sustentables.
En este sentido, una de las industrias donde se registrarán más cambios en un breve lapso será la automotriz, pues en sitios como California existe el compromiso para que, en 2025, el 50% de sus vehículos de transporte público sean completamente eléctricos y que un lustro después se llegue al 100%.
Se estableció un compromiso con las armadoras para que en mayo de 2029 sea la fecha límite para fabricar el último vehículo con motor de combustión interna.
“La movilidad sustentable está en la agenda del desarrollo sostenible de México y de todos los países de la ONU que asumieron un compromiso para 2030. Se busca proteger al planeta a través de alianzas, ya que es vital hacer esfuerzos para contrarrestar el cambio climático, pues, aunque apagáramos todas las máquinas y dejáramos de contaminar por todas las fuentes, la inercia que llevamos nos llevaría 1.5% más de aumento en la temperatura, lo cual tiene un severo impacto para todos.
Así que es fundamental avanzar hacia la sustentabilidad en actividades donde actualmente se utiliza el combustible fósil”, señala Alfredo González Reyes, titular de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible en la Secretaría de Economía.
Frente al cambio
Aunque el año pasado el Gobierno Federal, a través de la Secretaría de Economía, autorizó la excepción de aranceles a las importaciones de automóviles y camiones eléctricos nuevos, en México el proceso de adopción de automóviles eléctricos avanza a cuentagotas, esto en virtud de tres factores principales: el alto costo de los modelos, la falta de confianza del mercado consumidor nacional para adquirirlos y la carencia de infraestructura a nivel nacional para recargar de energía a los vehículos en todo lo largo y ancho del país.
En la actualidad, el automóvil eléctrico más barato rebasa el medio millón de pesos, una cifra complicada de alcanzar para una población, donde un amplio sector de sus integrantes percibe 141 pesos diarios de salario mínimo.
Ahora bien, entre varios de los miembros del sector con la solvencia económica suficiente para adquirir un modelo eléctrico prevalece la desconfianza de no poderlo utilizarlo plenamente fuera de las grandes ciudades, ya que en la mayoría del territorio nacional todavía no se han instalado las electrolineras necesarias que garanticen el reabastecimiento energético de las unidades cuya autonomía ronda en 350 kilómetros.
Lea también: Economía mexicana: ¿Por qué no se reactiva el consumo nacional?
Para Enrique Álvarez, gerente del Programa de Ahorro de Energía del Sector Eléctrico (PAESE) de la Comisión Federal de Electricidad (CFE), la falta de puntos de carga para los vehículos eléctricos es un mito, ya que en el país existen nueve corredores carreteros con electrolineras habilitadas.
“A partir del 2017, en alianza con Nissan y BMW, iniciamos un programa diseñado para la recarga de vehículos eléctricos en la zona metropolitana, pues a través de la infraestructura buscamos promover el cambio hacia la movilidad eléctrica. Trabajamos en la instalación de redes corredores carreteros y actualmente tenemos nueve, los cuales conectan a varias ciudades como Cuernavaca, Valle de Bravo, Acapulco, Querétaro, Guadalajara, San Luis Potosí, Monterrey, Saltillo y Reynosa”, menciona.
Pese a este avance en infraestructura, el experto en energía eléctrica reconoce que falta mucho por hacer y para la instalación de un punto de recarga es necesario apoyarse en locales que cuenten con electricidad.
“Se requiere de mucha inversión para montar una electrolinera y solo se puede lograr a través de alianzas, ya que en muchas zonas del país no existen instalaciones adecuadas para bajar del cable la potencia necesaria para conectarse a una red de suministro.
Sin embargo, luego de realizar un monitoreo detectamos que existen 2 mil 500 electrolineras en el Valle de México y en la zona metropolitana de Guadalajara y Monterrey, por lo que ahí está garantizada la recarga”, subraya.
Por su parte, Claudia Rodríguez, directora de proyectos estratégicos Nissan, menciona que la armadora japonesa ha dado pasos firmes hacia la transición de unidades eléctricas.
“Hace una década con el lanzamiento de nuestro modelo Nissan Leaf sentamos las bases hacia la movilidad completamente eléctrica. Hoy en día hemos avanzado y tenemos conceptos para seguir impulsando el cambio.
Con la visión de Nissan Intelligent Mobility buscamos lograr alcanzar cero emisiones en nuestros modelos. A través del concepto Nissan Intelligent Driving pretendemos modificar la manera conducción y mediante lo que denominamos Inteligent integration pretendemos lograr conectividad entre el cliente y su vehículo y de éste con su entorno.
Asimismo, con el Nissan Intelligent Power tratamos de ofrecer tecnologías cada vez más limpias y eficientes”, enfatiza.
La directiva de Nissan también reconoce que otro mito ligado a los modelos eléctricos tiene que ver con el costo de la electricidad que consumen.
“Nos hemos enfocado en establecer políticas de infraestructura. Gracias a las alianzas y a los acuerdos con la CFE, conseguimos que el dueño de un vehículo pueda pagar una tarifa preferencial si fuera necesario, pero también están las electrolineras como alternativa”, reitera.
Arrendamiento, un camino alternativo
Frente a la millonaria inversión que les implicará a las grandes compañías reemplazar su flotilla de vehículos utilitarios por unidades eléctricas, Antonio Pinto, director general de Ariza de México, refiere que una solución es optar por el arrendamiento.
“Todas las arrendadoras han dado un paso gigante hacia la movilidad limpia a través de los vehículos eléctricos. Hemos tenido que trabajar de manera directa con las armadoras para conocer los modelos más adecuados incluso en cuanto mantenimiento y las capacidades de los talleres para brindárselo. Además, antes de adquirirlos realizamos análisis de sustentabilidad y huella de carbono.
Por ello, desde el punto de vista del cliente consideramos que el arrendamiento es la mejor opción para tener un vehículo eléctrico”, señala.
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